Habéis dominado vuestra configuración. Vuestras habilidades están en su punto álgido y os habéis equipado con los armamentos de incontables demonios muertos. Pero esa victoria no responde a la pregunta primordial: entre vosotros y la persona que tenéis al lado, ¿quién ganaría en un combate?
Para demostrar vuestra supremacía podéis mediros en duelo con otros jugadores de vuestro grupo, bien en un uno contra uno o bien en grupo, todos contra todos. No hay reglas, puntuaciones, normas ni límites.
Cuando queráis comenzar algo, hablad con Nek el Bravo. Podéis encontrarlo en el área urbana de cada acto, cerca del transportador.
Nek os transportará al entorno ideal para un combate: la Capilla Abrasada, un terreno plano con agua en movimiento, una iglesia de ladrillo y un cementerio con sitio para nuevas llegadas. Cualquier miembro de vuestro grupo se os podrá unir allí tras hablar con Nek. No todo el mundo puede batirse con vosotros: no os atacará nadie que no esté en un grupo con vosotros y que no se encuentre actualmente en la Capilla Abrasada.
Cuando muráis en la Capilla reapareceréis allí (aunque seáis un personaje incondicional, vuestra muerte no es permanente). Además tampoco perderéis durabilidad de vuestro equipo solo por caer en un duelo.