El vínculo innato que tienen los santeros con la Tierra Inconclusa les permite utilizar una fuente de energía espiritual conocida como Maná.
El Maná es un recurso vasto de regeneración lenta. Por esta razón, los santeros deben tener cuidado con los hechizos y maldiciones que utilizan para no agotar su poder y quedar a merced de los ataques del enemigo.
Como el Maná regresa lentamente, los santeros lo conservan con ayuda de adiciones semi permanentes a su arsenal, como los híbridos que invocan y el terrorífico gargantúa. Éstos sirven como protección y atacan al enemigo sin costo de Maná adicional.
Los santeros tienen una amplia reserva de energía que está disponible en todo momento. Cuando es necesario, pueden lanzar inmensas descargas de poder destructivo para abrirse paso con presteza por casi cualquier campo de batalla.
Los santeros son guerreros espirituales que invocan las almas de los muertos y criaturas reptantes para que lleven a cabo su voluntad. Al rodearse de zombies y alimañas conjuradas, los santeros atacan a sus enemigos con cráneos explosivos, nubes venenosas y terribles maldiciones.
La capacidad de infectar, reducir la velocidad de movimiento y aterrorizar a sus enemigos proporciona a los santeros un control inigualable del campo de batalla. Pueden manipular los ataques y movimientos de la oposición con maldiciones debilitantes y hechizos de control de masas; convirtiéndolos en presa fácil para sus hambrientas mascotas. Los santeros también son capaces de crear campos de fuego y veneno que drenan lentamente la vida de sus oponentes.
Aunque algunos santeros prefieren inutilizar a sus enemigos desde lejos y dejar que sus mascotas hagan el trabajo pesado, son más que capaces de eliminar con sus propias manos a enemigos debilitados.
Sólo algunos hombres y mujeres de las tribus umbaru pueden ascender al sagrado papel de santero, ya que deben poseer un historial de lucha y el talento para entrar en comunión con los espíritus. La segunda habilidad pertenece únicamente a aquellos que nacieron con el toque de la Tierra Inconclusa, reino invisible donde los umbaru creen que residen los espíritus de los muertos una vez que han dejado Santuario.
Cuando un hombre muere, los santeros sienten que algo —sospechan que es el aliento de vida— deja el cuerpo que se enfría. Asimismo, cuando la calamidad o el genocidio envía a un centenar de seres a sus tumbas al unísono, los santeros perciben su temor y escuchan sus alaridos desde el más allá.
Los santeros no pueden cubrir sus oídos de las voces de los espíritus. Conforme los sonidos de agitación aumenta, su decisión ha sido tomada. Deben restaurar el balance entre su mundo y la Tierra Inconclusa, o ser testigos del tormento de generaciones pasadas por el resto de sus vidas... y por siempre jamás.
Pese a que los santeros emplean una amplia gama de armas, cuentan con piezas verdaderamente únicas. Los Mojos son talismanes frágiles que sostienen con la mano izquierda. Éstos, en lugar de servir como armas, ayudan a los santeros a repeler a las fuerzas oscuras erróneas… e invocar a las correctas; también portan dagas ceremoniales encantadas. A diferencia de los cuchillos comunes, estas hojas tienen el propósito único de servir en los sacrificios humanos y son perfectas para segar vidas.