Para repeler a aquellos que intentan alterar el Equilibrio, los nigromantes recurren a la Esencia. La utilizan para reanimar a los muertos, maldecir a los enemigos y comandar a los esbirros. Al ser un recurso estático, los nigromantes solo cuentan con la Esencia que cosechan de sus enemigos. No se obtiene con el transcurso del tiempo ni se deteriora. Debido a su peculiaridad, los nigromantes más descuidados suelen quedarse sin Esencia cuando más la necesitan.
Los nigromantes que aprovechan al máximo su poder buscan el equilibrio entre hacer uso de sus reservas de Esencia y obtener más de sus enemigos, siempre enfocados en la próxima batalla. Un nigromante con una reserva completa de Esencia es un adversario realmente intimidante, pero debe emplear sus hechizos con mucho cuidado para mantener alejados a sus enemigos.
Los nigromantes son comandantes despiadados y maestros de la vida y la muerte. Estos hechiceros oscuros reaniman a los muertos como despojos esqueléticos, maldicen a los enemigos con magia letal y los atormentan con los cuerpos de sus compañeros caídos.
La vida y la muerte son parte de un ciclo mayor, y los nigromantes no temen andar sobre la línea que separa a ambas. Utilizan a voluntad la fuerza de su propia vida para potenciar poderosas habilidades y obtener la ventaja en el combate. No temen a estar a un paso de las garras de la muerte siempre que no quede un adversario a quien darle el golpe de gracia.
Los nigromantes prefieren golpear y desatar la destrucción desde la distancia. Los no muertos esqueléticos que obedecen sus órdenes avasallan a los enemigos antes de siquiera tener una oportunidad de atacar, y las horrendas maldiciones que emplean los nigromantes incapacitan incluso a los demonios más resistentes.
Los Sacerdotes de Rathma, también conocidos como nigromantes, viven y mueren con base en una sencilla filosofía: que la lucha eterna entre la luz y la oscuridad jamás acabará, y que Santuario sufre la amenaza de ambos lados de la guerra. Solo si se preserva el Equilibrio y se mantiene a estas fuerzas opuestas alejadas puede uno aspirar a hacer del mundo un lugar mejor.
Los miembros de esta orden son únicos, y a menudo se los injuria por el uso que hacen de la magia de la muerte. A pesar de que muchos abusan de dicho poder en Santuario, los Sacerdotes de Rathma procuran utilizarlo para preservar el Equilibrio, que consideran sagrado.
Cuando dejan su hogar en las profundidades de la selva de Kehjistán, los Sacerdotes de Rathma hacen todo lo necesario para proteger su mundo de la destrucción.
Los Sacerdotes de Rathma prefieren hacer uso de guadañas, armas infalibles que no emplean para labrar las tierras, sino para recoger la fuerza de vida de sus enemigos y abrir cadáveres a fin de potenciar algunos de sus hechizos más espantosos. Sea que porten enormes hojas curvas en los extremos de largas pértigas o ligeras espadas enrolladas, útiles para extraer órganos con mayor precisión, los nigromantes son letales con cualquier tipo de guadaña. También están entrenados en el uso de filacterias, objetos poco comunes que aumentan su poder sobre los muertos.