El daño sufrido se reduce un 1% por cada esbirro resucitado activo.

Cuando resucitas a un cadáver, los enemigos en un radio de 20 m huyen despavoridos durante 3 s. El daño infligido pasa a ser de veneno.

Al expirar, los esbirros resucitados vuelven a convertirse en cadáveres utilizables.

Los esbirros resucitados infligen un 25% más de daño, pero duran 10 s. El daño infligido se convierte en daño de frío.

Aumenta un 20% el daño de las criaturas resucitadas, pero ahora cada Resurrección cuesta un 3% de vida.