"Una Guerrera divina moribunda emergió de las Estepas de Aranoc con estos cubrehombros. Aseguraba que la había visitado el ángel Yaerius en las profundidades del desierto y le había encomendado la tarea de llevarles el artefacto a los hombres para que la cruzada pudiera triunfar. Nadie sabe si decía la verdad, pero no hay dudas de que estos cubrehombros se crearon en las forjas del Cielo". —Abd al-Hazir