En las profundidades de los Infiernos, los héroes pulverizaron la piedra de alma de Mefisto sobre el Yunque de la Aniquilación; después, siguieron a Diablo hasta una catedral profanada, bañada por ríos de sangre y lava durante décadas. Fue en este campo de batalla donde los héroes hicieron frente al Señor del Terror, reuniendo cuanto coraje y poder albergaban en sus seres para acabar con su atemporal malevolencia. Finalmente, Diablo fue sometido y su piedra de alma carmesí se hundió en el corazón del infierno.
Mientras tanto, Baal había viajado al norte en una misión para corromper la Piedra del Mundo, lo que arrastraría a toda la humanidad hacia el mal. Primero, el Señor de la Destrucción conspiró para evitar la suerte de sus hermanos. Encontró a Marius, quien, atenazado por el miedo e incapaz de destruir la piedra de alma ámbar, había buscado refugio en un asilo. Disfrazado, Baal engañó a Marius para que entregara su piedra de alma... y después acabó cruelmente con su vida.