Cuando desperté varios días después, Li-Ming había abandonado la ciudad y nadie sabía hacia dónde se había dirigido. Me dijeron que fue imposible esconder lo que había sucedido, pues la columna de humo que ascendía desde el Sagrario se podía ver en todo Caldeum, y, desde fuera, las cicatrices de nuestra batalla eran evidentes por las rocas cortadas y destruidas.

Aquí es donde termina mi conocimiento sobre la historia de la maga y donde empieza mi decisión. Cuando los magos amenazaban con hacer trizas nuestro mundo, un maestro Vizjerei fundó la orden de los asesinos, los cazadores de magos, para asegurarse de que nuestro poder no fuese tan grande como para poner en peligro toda la creación. Ese maestro estuvo en este mismo lugar, hablando con el primer asesino como hacemos tú y yo ahora, y envió a muchos grandes magos a la muerte.

Por mi parte, esta será la segunda vez que lo haga.

Creo que ella sabía que fui yo quien te envió a espiar a Isendra y, a pesar de lo que eso ha de significar, me dejó con vida, sabiendo que del mismo modo que una vez decidí la muerte de Isendra, le haría lo mismo a ella.

Pero has de comprender lo siguiente: Li-Ming no mentía. Hay tomos en nuestra biblioteca que describen los sucesos que pueden llegar a tener lugar. Todo comienza con una estrella caída de los cielos y, esa estrella, cayó el día en el que me enfrenté a Li-Ming.

Conozco la verdadera naturaleza de la magia, quién soy y lo que soy. Li-Ming también conoce todas estas cosas, pero ha elegido un camino distinto. Este es el rompecabezas que tenemos ante nosotros, asesino. No estoy ciego frente al mal que nos acecha, pero temo lo que Li-Ming pretenda emprender. Por esa razón, condeno a muerte a mi más brillante alumna, quizás la mayor esperanza que tiene el mundo para su salvación, y rezo por haber elegido lo correcto.

Sin embargo, recuerdo a una muchacha que estuvo frente a mí en esta misma estancia y no conocía el miedo. Recuerdo a una joven generosa que deseaba hacer el bien, para quien no había tarea demasiado grande ni hazañas imposibles. Una mujer que buscó en mí a un guía.

Ella tomó su decisión, y yo he tomado la mía.

Luciérnaga

Maga

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